Colegio Nacional de Buenos Aires

El 10 de julio de 2024, se llevó a cabo el acto en conmemoración del Día de la Independencia en nuestro colegio. El evento reunió a estudiantes, profesores, autoridades, padres y madres de alumnos en un ambiente de solemnidad y orgullo.

El acto contó con un emocionante discurso a cargo de la profesora Andrea Pandolfo, que presentamos a continuación:

Sra Vicerrectora, señores vicerrectores, jefes de departamento, colegas, estudiantes, señoras y señores,

El 9 de julio de 1816 las Provincia Unidas se declararon libres e independientes de España y de toda otra dominación extranjera de acuerdo con el Acta de Declaración de la Independencia firmada en la Provincia de Tucumán.

Esta Declaración de Independencia fue la etapa final del proceso iniciado el 25 de mayo de 1810 cuando en el Cabildo de Buenos Aires los criollos destituyeron al Virrey y conformaron un Gobierno Patrio. Ese Primer Gobierno Patrio y los otros Gobiernos que continuaron en los seis años que separan 1810 de 1816 debieron afrontar varios obstáculos, nadie sabía a ciencia cierta que la Revolución fuera más que un “sueño eterno”. Así la Revolución había iniciado un camino de incertidumbres, de búsquedas, de confrontaciones, de guerras, de pesares, de pasiones y de traiciones. Nadie podía garantizar que el orden colonial había desaparecido definitivamente y la presencia constante de los movimientos contrarrevolucionarios dibujaba el peor de los escenarios.

Por otra parte, la búsqueda de un modelo alternativo al orden colonial no resultaba nada fácil. A la falta de acuerdo por la elección de la forma de gobierno se sumaba las discusiones entorno a la propia Declaración de la Independencia. Si algo estaba claro en las Provincias Unidas era que los intereses internos, producto de las diferencias económicas y regionales de cada una de las Provincias generaban grandes obstáculos para la conformación de un nuevo orden. Así había quedado demostrado en 1813 cuando en la Soberana Asamblea Constituyente no se había logrado sancionar una Constitución ni declarar la Independencia. De este modo mientras los criollos defendían la Revolución en las guerras de independencia, federales y centralistas no acordaban el cause institucional que las Provincias Unidas debían seguir.

Seis largos y turbulentos años habían transcurrido. Pero la Revolución debía ser algo más que un deseo, que un sueño. Se lo debían a quienes habían dado la vida por ella, y en definitiva a quienes aun en medio de las diferencias, eran conscientes que el camino a seguir era la libertad por una Patria sin dominación.

Tras la caída de Napoleón Bonaparte y la restauración de las monarquías europeas el contexto internacional había cambiado notablemente. Eran los tiempos del Congreso de Viena. Fernando VII estaba decidido a recuperar sus colonias, a los patriotas de las Provincias Unidas no les quedaba más tiempo. Era necesario declarar la Independencia, era ese el momento de salvar la libertad, y la soberanía. Era ese el momento de sellar lo iniciado en mayo de 1810.

La convocatoria del Congreso en la Ciudad de Tucumán buscaba centrar el debate en esta declaración y evitar así que un posible protagonismo de Buenos Aires terminara por dilatar una vez más lo impostergables. El 9 de julio de 1816 bajo la presidencia de Francisco Laprida (diputado por la Provincia de San Juan) los representantes de las provincias participes convivieron declarar a las las Provincias Unidas del Sud libres de toda dominación extrajera. El ruido de las rotas cadenas se hacía fuerte y la Patria podía gritar “Libertad, Libertad, Libertad”.

La independencia se había declarado, pero había que seguir construyéndola. Libertad implica poder elegir un camino de entre todos los posibles. La libertad implica renuncias y compromisos.

Cuando las elecciones las hacen países el proceso se hace más complejo. Distintos intereses de todo tipo se ponen en juego. Términos como independencia, autonomía y soberanía ¿se pueden definir del mismo modo hoy, que en aquellos años del siglo XIX? Dicen los historiadores que dichos conceptos cambian con el devenir del tiempo. Son en definitivas construcciones históricas.

La pregunta entonces es: ¿Qué desafíos tenemos que afrontar hoy día para seguir construyendo nuestra Patria?

Tal como sucedía en aquel lejano 1816, hoy cada país según sus características geográficas, grado de desarrollo, historia y las circunstancias que lo rodean se ve afectado por el contexto internacional. Esta interdependencia establece mecanismos que permiten mejorar la calidad de vida de sus habitantes, pero también traen aparejados nuevos conflictos. El desarrollo de nuevas tecnologías y alianzas internacionales generan novedosas formas de intercambio y también marcan nuevos modelos de dominación.

Temas ambientales, epidemias, conflictos territoriales y actividades terroristas, entre otros ya son problemas que exceden las fronteras y la respuesta a ellos sobrepasan los sentimientos de autonomía nacional o bien falsos nacionalismos. Tal como quedó evidenciado en el 2020.

Es por esto que el progreso de la humanidad dependerá cada vez más de decisiones tomadas por el conjunto de las naciones. Apoyar la democracia como forma de gobierno, disminuyendo sus imperfecciones y mejorando sus virtudes; apoyar y sostener aquellas iniciativas de diálogo que promuevan el no uso de la violencia para dirimir conflictos, será un importante primer paso.

Las renuncias particulares asociadas con la toma de decisiones dentro de cada país habrá que evaluarlas por los beneficios que se alcanzarán a nivel global. Repensar la Independencia como proceso de construcción de conocimientos colaborativos entre países puede ser un largo y firme segundo paso para consolidar y ampliar las soberanías nacionales y alcanzar una mejor y más duradera convivencia a nivel mundial.

Que el futuro nos encuentre siempre libres, unidos, con capacidad de escucha y lucha con las injusticias. Feliz día de la Patria para todos!!

Profesora, Andrea Pandolfo 

La ceremonia fue un momento de reflexión y celebración de nuestra independencia, recordando el legado de los próceres que lucharon por nuestra libertad y la importancia de mantener vivos sus ideales a través de nuestras acciones cotidianas. En un ambiente de respeto por nuestra historia, renovamos nuestro compromiso con la patria y con los valores que nos representan.